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El “meigallo”

El “meigallo”

El “meigallo” es el hechizo que realizan las meigas. Un ensalmo muy común es “¡Meigas fóra!”, que es acompañado del gesto de la figa. Se suele considerar como fruto de la envidia. Se introduce en el cuerpo de la persona que ha sido elegida, y que es generalmente una joven abandonada por su novio, o una mujer que se cree víctima de una envidia.

La persona que padece este embrujamiento no entra de buen grado en la iglesia ni atiende a la misa; pero los parientes y amigos o amigas le obligan a oír la misa cantada; (…) no cesan de decirle un poco sobrecogidos y autoritarios: ¡bótao fòra! ¡bótao fòra!”. (¡échalo fuera!, ¡échalo fuera!)

Una explicación de este meigallo o encantamiento es que en las zonas rurales se tenía a la enfermedad como un castigo mágico. De ahí la cantidad de lugares que en estas tierras tiene una fuente o cueva con propiedades sanadoras, como es el caso de San Andrés de Teixido, y la multitud de medallones y talismanes.

 

Hay muchos tipos de Meigas; cada una con poderes diferentes. Las más conocidas son:

  • Agoreira: Estas meigas envejecen prematuramente, pero viven muchísimos años.
  • Asumcordas, o brujas callejeras: se trata de unas brujas que se dedican sobre todo a vigilar a los vecinos en sus casas, controlando quienes entran y salen de las mismas.
  • Cartuxeira: Se trata de unas meigas, cuyas habilidades dicen poseer hoy en día muchos intermediarios con intereses comerciales. Concretamente su especialidad consiste en ser expertas echadoras de cartas, logrando vaticinios que siempre se cumplen.
  • Dama de castro: Estas meigas viven bajo castros milenarios o bajo tierra en un castillo de cristal, llevan siempre un largo vestido blanco de cola y siempre atienden a solicitudes de la gente. Ya que goza de bienestar y fortuna ningún tipo de halago o favor sirven para recibir de ella consejos o regalos; al contrario suele aparecerse a personas afligidas por alguna situación difícil de su vida, y a esas personas de condición humilde otorga sus favores. Todo aquel que se encuentre con esta meiga no recibirá más que bien si le pide ayuda o consejo.
  • Feiticeira (Hechicera): Son meigas que suelen vivir cerca de los ríos y riachuelos. Su aspecto es el de una mujer anciana y su presencia no la delata pues su apariencia es normal. Las feiticeira utiliza su voz, una hermosa voz, para realizar cantos con los que captar la atención e hipnotizar a los jóvenes que pasan cerca del río, atrayéndolas hacia su interior, hasta que finalmente terminan por morir ahogados.
  • Lavandeira: Esta meiga mientras se encuentra en un lavadero en el que lava la ropa, invita al caminante que por allí pasa a que le ayude a escurrir las prendas que lava, con manchas de sangre todavía tibia, a consecuencia, según se dice, de un mal parto. La persona ha de tener cuidado de torcer la ropa en el mismo sentido que ella, porque de lo contrario, la desgracia caerá sobre su casa. palabra alguna.
  • Lobismuller (mujer loba): Son unas meigas que tienen como nota común el haber nacido en Nochebuena o Viernes Santo, o bien ser la séptima o novena de una familia donde todas las hijas son mujeres.
  • María Soliña: no queda ninguna huella física de María Soliña, pero a pesar de esto la supuesta bruja de Cangas permanece en la memoria popular por su triste historia. Su padre y su marido, ambos marineros, fueron víctimas de la piratería turca. Sola y desamparada, ya de anciana mendigó por los caminos y se llegó a decir de ella que era bruja hasta caer en las garras del terrible tribunal del Santo Oficio. Se llegó a afirmar que tenía tratos carnales con el demonio, por lo que fue torturada hasta que confeso aquello de lo que se le acusaba. Falleció pocos días después y sus restos fueron enterrados lejos de suelo sagrado por lo que se desconoce el lugar donde yacen sus restos.
  • Marimanta: Es la meiga del saco, roba niños y los hace desaparecer. Su aspecto es el de una anciana, fea y encorvada, que porta sobre su espalda jorobada un saco pidiendo humildemente limosna. Se cree que Marimanta no es del país, sino que vino de lejos, probablemente por mar en la época de los celtas.
  • Meigas chuchonas, (o chupadoras): posiblemente las meigas más peligrosas pues su apariencia puede variar e incluso transmutarse en animales como abejorros u otros insectos e incluso como vampiros. A veces se presentan con distintas caras o caretas. Su peligro reside en que su intención es asaltar a los niños para robarles la sangre y la grasa corporal, que luego utilizará la meiga para elaborar sus pociones y ungüentos.

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